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Noche en la Tierra



Pues empezamos. Y empezamos sin rodeos. Que siempre intento crear una buena atmósfera y luego por pereza o vergüenza ajena hacia mí mismo -la de tonterías que puedo llegar a soltar...- lo dejo aparcado en el cajón de los "cuando me sienta emocionalmente alineado con los astros", cosa que NUNCA ha pasado en estos tres años. Así que allá va.

Creo que recuerdo bastante bien la noche que vi por primera vez Noche en la Tierra. Bueno, los dos primeros quintos de ella. Sería una noche de viernes cualquiera mientras iba al instituto, y eso quería decir quedarme en casa y trasnochar lo suficiente como para coger al vuelo una película que echaban en la televisión autonómica catalana sobre la una de la noche. Un plan apasionante después de ver Callejeros o algún programa por el estilo. No recuerdo haberla visto empezar en el sentido estricto de la palabra, así que me perdí la introducción con la excelente banda sonora de Tom Waits, aunque por aquél entonces no le conociese.

Seguro que lo que me hizo quedarme fue Winona. Aunque parezca el adolescente John Connor, maldita sea. Me enganchó por completo la primera historia y habría seguido viendo la película después de terminar la segunda historia si no fuese por el sueño que tendría y –me conozco y aunque no lo recuerdo muy bien seguro que fue eso- lo triste que me dejó el final del episodio de Nueva York.

Lo que más me gusta de esta película es que las historias que ocurren bien podrían pasarte a ti. Sencillas, realistas y casi sin importancia ni trascendencia. Un poco lo que me transmitió –siento no tener más referencias- El Guardián entre el centeno, si no voy mal encaminado. Como aquél día que volvía a casa de madrugada en autobús y me puse a hablar con un chaval turco que estaba de mochilero por Europa. Bien podríamos haber ido a tomar un trago después de que él me explicase que había grabado un corto y tenía un pésimo grupo de Black Metal y habría vuelto a casa igual, pero habría significado lo mismo cualquiera de los dos caminos. Supongo que estas historias son las que me echan un mazazo de realidad encima, aunque sea consciente de ello durante todo el tiempo.

¡Qué profundo!

Lo que quiero decir es que Noche en la Tierra no es una de esas películas que te hagan fantasear con ser otra persona. No es como ver una porno, si me entendéis.

Las cinco historias que presenta Jim Jarmusch comparten escenario. Todas ellas transcurren en una carrera de taxi en plena noche. En todas ellas se creará un vínculo entre taxista y cliente más allá del que crea el servicio y el que ellos mismos esperarían. No son historias que nos marcarían a ti y a mí de por vida, pero que recordaríamos con cierta ternura al recordarlas unos años después. Como a Helmut, el taxista de Nueva York. Helmut dejó Alemania Oriental y su trabajo en el circo para trabajar en un taxi que apenas sabe conducir en la Gran Nueva York. Sólo domina el inglés lo mínimo para defenderse, pero nada de eso parece acongojar el corazón de payaso del alemán.

En Los Angeles tenemos Corky, una joven y desaliñada taxista que conduce usando una guía telefónica como alza. Su sueño es ser mecánico y tener muchos hijos, todos chicos. Un sueño sencillo para una chica sencilla que renuncia a la que quizá sea la oportunidad de su vida, ofrecida por una de sus carreras, por no renunciar a su sencillo sueño.

París no me parece la ciudad del amor en el taxi de un Marfileño cuando lleva a una chica poco paciente con la torpeza social y la curiosidad del conductor, que nunca antes había hablado con una mujer ciega.

En Roma Gino (Roberto Benigni) es protagonista de la dosis de humor de la película, que adereza la no menos cómica muerte de un cura durante su carrera.

Y para finalizar, en el frío de Helsinki no encoje el corazón tanto como la historia de Mika y su mujer. La moraleja de este viaje, en contraposición a la jornada de uno de sus clientes, es que no importa lo duros que sean tus problemas, siempre puedes encontrar a alguien más jodido a la vuelta de la esquina. Es un buen mensaje para terminar la cinta, que es larga pero para nada pesada de ver. La recomiendo totalmente.


"But now that I have gone from here there's no place I'd rather be than to float my chances on the tide

Back in the good old world."