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Unchained Melodies


El último día del año es el día por excelencia para ver por el rabillo del ojo echar al ojo atrás. Estos días, para los amantes de la música - sin obviar otras expresiones de arte como el cine, la literatura, el teatro o el lanzamiento de hueso de oliva con esputo - también es tiempo de 'Los mejores de', esas infames listas con las que muchos pretenden regalar al mundo sus opiniones sobre lo mejor del año. Soy un profundo amante de las listas, pero nunca he sido lo suficientemente disciplinado, ni he tenido el valor que se necesita para sentarme a hacer retrospectiva de todos los discos que he escuchado durante el año, y clasificarlos en una especie de lista que refleje lo mejor del año a nivel personal.

Lamentablemente, este año me encuentro en mucha menos disposición de hacer este ejercicio. De los últimos años este ha sido, de muy lejos, el que menos he seguido las nuevas publicaciones de discos del año. De hecho, podría extenderme más hablando de algunos conciertos a los que he asistido este año; tan extraño ha sido este 2018. Sin embargo, hay un disco que, si bien quizá no lo hubiese puesto como uno de 'Los mejores del año', no es mucho menos especial para mí.

Roy Orbison ha sido el descubrimiento musical de mi año. Los motivos quedarán documentados en mis memorias, así que ahora no me extenderé con ello. Solo decir que la música de Orbison - en especial su último disco, Mystery Girl - ha resultado ser un bálsamo para muchos de los momentos del año en los que lo ha hecho falta.

Pese a su lamentable fallecimiento hace ya treinta años, su música, lejos de apagarse, sigue creciendo bella, luminosa y melancólica, como fue en vida. Tenemos que agradecerle la iniciativa a los hijos de Orbison, que, junto a la Royal Philarmonic Orchestra de Londres le dan nueva vida al legado de Roy Orbison. Unchained Melodies es una continuación de A Love So Beautiful, un proyecto que pretendía añadir arreglos orquestales a clásicas tomas de voz de Roy. Pudiendo haber sido un 'Greatest Hits' al uso, Unchained Melodies - así como su predecesor - presenta una visión diferente al catálogo de éxitos de Orbison. Las canciones, posiblemente harto conocidas, alcanzan nuevas cotas de intensidad e instrumentación gracias a unos arreglos, que suenan a hechos con todo el cariño del mundo. Y es que, si las canciones de Roy Orbison ya fueron y serán bellas, tratadas y arregladas con amor lo pueden ser aún más.

  

Unchained Melodies es un disco perfecto para introducirse  y enamorarse de la música de Roy Orbison. Me atrevo a decir esto con conocimiento de causa. Las canciones no suenan para nada pomposas, y la nueva instrumentación suena perfecta y a medida para éstas. Unchained Melody, canción que absolutamente todos hemos escuchado de mil maneras y de mil labios distintos, por ejemplo, gana una intensidad que eriza los pelos de la nuca. A nivel personal, la inclusión de temas del disco Mystery Girl me emociona y es como un regalo caído del cielo. She's a Mystery to Me me estremece aún más que la versión de estudio; Comedians presenta ese crescendo perfectamente melancólico de una forma aún más elegante si cabe que la versión original; y Careless Heart y California Blue ganan en belleza, algo que me habría costado imaginar posible hace unos meses. Además del resto de canciones, que son una retrospectiva perfecta tanto para fanáticos como para foráneos, y otros corazones melancólicos.

2018 ya llega a su fin, un año entero se echa delante, y solo me queda desear un 2019 tan hermoso como estas canciones.

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